Seamos entendidos
- Esteban alfaro
- 17 ene 2018
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Antes de pronunciar palabras, para juzgar al prójimo, realicemos una autoevaluación interna de nuestro propio corazón, valoremos de qué está lleno éste, que pensamientos, deseos, anhelos o pasiones están almacenadas en él.
No vaya ser que al comentar sobre alguien más, expongamos nuestra verdadera naturaleza pecaminosa.
Por el contrario, mejor guardemos silencio, seamos sabios, pesemos nuestro corazón conforme a las enseñanzas de Jesucristo en su Palabra y que ésta sea la que incline la balanza, entregando nuestros más profundos anhelos al Señor para que los buenos sean edificados y los malos erradicados, y en su lugar nuestros vacíos sean llenados por nuestro Padre, y así nuestro corazón sea tan ligero como el aire y podamos empezar a llenarlo de sabiduría de lo alto, de enseñanzas, Palabra, y el propósito de Dios para con nosotros, y en ese proceso revertir la balanza hasta encontrar el equilibrio y la prudencia.
Si aún una persona necia, en su desconocimiento de lo que Dios pide de nuestro actuar, es considerada por el mismo Padre como alguien sabio al callar antes de emitir un juicio, cuanto más sabios debemos ser los hijos de Dios, que con conocimiento de causa debemos actuar como tales, con prudencia, sabiduría y una constante autoevaluación de las cosas que ocupan nuestro pensar, actuar y sentir.
Seamos entendidos.
