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LA DISCIPLINA DEL SEÑOR NOS LEVANTA Y PREPARA PARA SU OBRA

  • Foto del escritor: Esteban alfaro
    Esteban alfaro
  • 19 mar 2018
  • 4 Min. de lectura

La disciplina del Señor nos levanta y prepara para su obra

Hebreos 12:6-11 RV1960

6 Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo.

7 Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?

8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.

9 Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?

10 Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad.

11 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.

Pecados abono para el Señor:

Nuestros pecados son como el abono que Dios sabes usar para educar y corregir a los creyentes a través de experiencias de prueba y en ocasiones de sufrimiento, así hacer crecer en nosotros virtudes, en especial la que más nos caracteriza como cristianos, hijos de Dios, ¡la Humildad!.

Amor y honra a Dios:

Amar y respetar a Dios equivale a someterse a su voluntad en cuya disciplina nos brindará una vida fructífera y abundante.

Si el mismo Dios estableció el honrar a nuestros padres terrenales, cuanto más significado debe tener este mandamiento (con promesa), al honrar al Padre de nuestro espíritu, Padre cuya disciplina es perfecta en su amor y con un propósito para nuestra vida que no podemos ni imaginar, dando como resultados frutos de buenas obras a causa de la salvación y paz espiritual a nuestra alma.

Una vez disciplinados y ejercitados, fortaleceremos nuestra fe, para cuando esta sea puesta a verdadera prueba, como le sucedió a Simón Pedro, cuya fe fue zarandeada.

Fe de Pedro Zarandeada

Lucas 22:31-33 RV1960 / Jesús anuncia la negación de Pedro

31 Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo;

(Jesús usa nuevamente el nombre anterior de Pedro, como señal de amonestación grave y en tono sombrío a causa de la presunción carnal de Pedro, esta amonestación es una advertencia sobre lo que habría de venir, pruebas perturbadoras e indeseables pero necesarias para un efecto purificador)

32 pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.

(En Cristo siempre tendremos asegurada la victoria final en nuestra condición de imperfectos, pero santos hijos de Dios depositando en Jesús nuestra fe, y así esta sea inquebrantable)

33 Él le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte.

34 Y él le dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces.

Proceso de Pedro

Pedro frente a su pecado, al ser confrontado con solamente la mirada de Jesús hacia él, sufrió humillación que causó que rompiera en llanto, curando y aplacando su orgullo, preparando para ser el humilde siervo que el Señor deseaba de él para encomendarle su obra, su misión.

Jesús ya sabía todo esto por ello intercedió por Pedro, a como lo hace por cada uno de nosotros, para que ni Pedro y ninguno de nosotros a diferencia de Judas, caigamos en desesperación quebrantando nuestra fe, desviándonos del propósito de Dios en nosotros.

Esta es la gracia del Padre que en nuestro genuino quebrantamiento y arrepentimiento somos perdonados y levantados, pero en especial listos y preparados para realizar su comisión a nosotros como la dada después de este proceso a Pedro.​

Juan 21:15-19 RV1960 / Apacienta mis ovejas

15 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos.

16 Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas.

17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.

18 De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.

19 Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme.

En la biblia la repetición de las cosas por tres veces suele ser señal de pacto.

“Más que estos” Dios nos pide siempre ser el primer lugar en nuestra vida a tal punto de dejar todo para seguirlo, y dedicarnos al deber primordial de enseñar su Palabra.

Las pruebas pasadas, nuestros actos, son nuestro recordatorio de la omnisciencia del Señor y como esto nos ayuda a conocer el estado real de nuestro corazón y cuan cerca estamos de ser semejantes al carácter de Jesús.


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