Misterio de la Piedad

Este pasaje es un conciso resumen del evangelio.

Donde se habla del misterio de la piedad y como es revelado la naturaleza y plan de Dios, que estuvo oculto por siglos y ahora es manifestado en Jesucristo hecho carne, en la realidad gloriosa de la Encarnación.

La Piedad se refiere a las verdades de la salvación y la justicia en Cristo, que a su vez produce santidad a los creyentes, es la manifestación de justicia verdadera y perfecta en Jesucristo. Dios revela lo invisible a la humanidad a través de Cristo encarnado mediante el milagro del nacimiento virginal.

“Justificado en el Espíritu”

Significa que Jesús fue justo en su espíritu, en su ser interior, cuando Dios se hizo hombre Él era plenamente justo y santo.

Es una declaración de la justicia espiritual y libre del pecado que poseyó Cristo en sí mismo , así como su vindicación por el Espíritu Santo.

“Visto de los ángeles”

Esto por todos los ángeles tanto los santos que le reconocieron, alabaron en el nacimiento y le sirvieron después de las tentaciones en el desierto.

Así como los ángeles caídos que le reconocían con temor como hijo de Dios , cuando Jesús realizaba las liberaciones de espíritus.

“Predicado a los gentiles” y “Creído en el mundo”

El evangelio de Jesús es llevado a todas las naciones por sus apóstoles en el Antiguo testamento, y es ahora la comisión de nosotros los hijos de Dios, presentando la obra de Cristo y como con su sacrificio, muerte y resurrección, compró y libertó del pecado a cada uno de nosotros, a través de su sangre preciosa.

“Recibido arriba en gloria”

El mensaje del evangelio se completa con la ascensión de Jesucristo a la más elevada posición y fue recibido en gloria en el cielo, donde ahora se sienta a la diestra del Padre, el cual le recibió complacido por su obra.

De esta manera se nos resume en la biblia el misterio de la Piedad de Dios por nosotros sus hijos, justificándonos, y realizando la sustitución en su hijo Jesucristo para el perdón y liberación de nuestra condición de esclavitud al pecado, siendo Dios y no nosotros los que buscamos la reconciliación entre Padre e hijos, motivo más que suficiente para agradecer cada día en oración por el gesto más grande de amor jamás antes hecho y jamás después repetido por nadie.