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Avancemos a Jesús

  • Foto del escritor: Esteban alfaro
    Esteban alfaro
  • 4 mar 2018
  • 2 Min. de lectura

Esta mujer había estado enferma por muchos años e invertido todo su dinero tratando de mejorar, pero nada funciona.

Cuando oyó que Jesús iba a pasar por su pueblo, se repetía a sí misma: "Seré sana". No decía: "no vale la pena". No ella continúa diciéndose: "Cuando llegue a Jesús, seré restaurada". Estaba profetizado victoria sobre su vida.

A lo largo del día se repetía "La sanidad viene en camino. Delante de mí vienen días más felices". Cuando ella comenzó a abrirse paso hacia Jesús en medio de la multitud, no se quejó, sino que seguía diciendo "esta es mi hora. Las cosas van a cambiar a mi favor".

Cuando más lo decía, más se acercaba. Finalmente, extendió su mano, y tocó el borde de su manto y fue sanada al instante.

Cada uno de nosotros avanzamos hacia aquello que declaramos constantemente. Quizás se encuentre batallando en temas de finanzas o salud, pero cada vez que declare "Soy próspero, soy bendecido, soy sano, estoy saludable, tengo el favor de Dios", está avanzando y más cerca cada vez de que estas cosas sucedan, porque estará activando su fe, avanzando hacia la prosperidad, la salud, la restauración y la victoria.

Seamos como el mendigo y ciego Batimeo, que con fe clamaba a Jesús con todo su corazón y su voz, a pesar que todos a su alrededor le callaban. Y Jesús le oyó se detuvo y mandó a llamar, a acercase a él, y Bartimeo sin dudar de un salto se acerco a Jesús y él lo sanó. Ya que antes de poder abrir sus ojos físicos, antes Bartimeo tenía abiertos sus ojos espirituales. Así la curación exterior reflejó el bienestar interno de salvación.


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