El Pan Necesario

Cuántas veces hemos agradecido al Señor por cada una de las bendiciones materiales pero sobre todo espirituales que nos da cada día.

¿Dedicamos realmente un tiempo de calidad en agradecer sinceramente a Dios por estas cosas, y reconocer que es Él y sólo ÉL nuestra fuente de bendiciones?

No con una simple oración corta y repetitiva de gracias, sino con una sincera del fondo del corazón donde reconocemos que no somos dignos de nada, más ÉL nos quiere dar todo en cuanto a prosperidad y bendiciones.

Procuremos ser cristianos maduros en la meditación de la palabra, para evitar cultivar y dejarnos guiar por cualidades de lo vano, apariencias, presunciones de estar llenos de sabiduría, talentos, habilidades, cuando una de dos, o son cosas dadas únicamente por Dios, o en el peor de los casos no se posee nada de esto en el interior siendo personas huecas, vacías.

Busquemos la constante sabiduría del Señor para estar gozosos con lo que el Padre prometió darnos, lo suficiente para vestirnos, y tener sustento y un techo bajo el cual dormir en paz.

Cuidemos de no caer en los excesos de codicia o conformismo que nos lleven a desconfiar de la promesa de Dios que cuidaría siempre de nosotros, y buscar salidas fuera de la voluntad y agrado del Padre, o por el contrario vanagloriarnos en nuestra soberbia, y en ambos casos extremos blasfemar del nombre de Dios.

La gratitud sincera a nuestro Señor, será siempre la clave para mantenernos en cuenta de que dependemos absolutamente en todo de nuestro Dios todopoderoso.

Gracias Padre por lo poco y lo mucho, porque tú sabes realmente que es lo que necesito para ser humilde, agradecido y digno, para madurar en la escasez y saber agradecer en la abundancia.

Gracias porque no soy dueño ni del aliento que sale de mí, porque todo cuanto existe te pertenece, y me lo das; Y anhelo que en adelante todo lo que me entregues sepa reconocerlo siempre como tu bendición, y te pido la sabiduría para saber administrar cada una de ellas. Amén.