Setenta veces siete
- Esteban alfaro
- 8 dic 2017
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La Biblia enseña claramente que debemos perdonar a quienes nos agravien; perdonar es algo muy importante. Asuma la responsabilidad. No culpe a nadie más por sus sentimientos o acciones. Deponga su ira. Si usted no enfrenta su resentimiento, la amargura podrá entrar otra vez en su vida más adelante. Ore por la otra persona. Esto podrá parecerle imposible o anormal, pero hágalo de todos modos. Orar es la decisión de actuar con amor. Pídale a esa persona que le perdone. Haga algo amable por esa persona. Deje que un gesto afectuoso demuestre su deseo de restablecer la relación. No permita que Satanás le haga retroceder a la falta de perdón. Ya no recuerde los agravios. Este proceso no es fácil, pero funciona. Si usted pone en práctica estos pasos cada vez que sea agraviado, Dios obrará milagros en sus relaciones interpersonales